Pinocho, de Carlo Collodi


Pinocho, de Collodi. Si tuviera que recomendar un libro, un libro capaz de satisfacer cualquier  sensibilidad, este sería el elegido. Pinocho, Pinocho de Carlo Collodi,  es una obra profunda, con sentimiento, con enseñanzas que se prenden de forma indeleble en el alma.
No hace falta reflexionar ni porfiar con dificultosos razonamientos; las normas éticas vienen solas, de un modo simple y puro, y aún diríamos más, que yendo más allá de la evidencia, se constituyen sobre las mismas palabras.
Es un libro de poco requerimiento intelectual, pero con el mérito de poder agradar por igual tanto a un lector novel como a uno consumado, e incluso de poder ser contado a un niño, o adulto, iletrado, con resultados de admiración y aprecio.
No esconde sus lecciones detrás de grandes frases pronunciadas por los personajes; tan solo tenemos que dejarnos llevar por la sucesión de palabras e imaginar, imaginar lo que leemos. En esa fantasía es donde nos impregnamos de los valores humanos patentes en el libro. Cualquier persona que lo lea en la infancia, se asegura unos  principios íntegros mínimos para obrar en la madurez.
Es un libro fácil de conseguir y por eso no lo vamos a colgar. Cualquiera que lo quiera leer tan solo tiene que escribir en un buscador “Pinocho Collodi pdf “ (o epub o cualquier otro formato). No suele haber dificultad para encontrar varios ejemplares. También se puede leer on line en Archive.org, que es la edición de ALTEA-Alfaguara, con ilustraciones de Roberto Innocenti. Y por supuesto que se puede comprar, el de esa editorial o el de otra. Con las ilustraciones de ese mismo autor, aunque con el texto algo más adaptado, se encuentra en Kalandraka. Los dibujos merecen la pena, pero cada uno puede leerlo como quiera.
También existió otro Pinocho, español y  aquí citado solo por curiosidad, aunque este era de corte meramente infantil. Fue creado por Salvador Bartolozzi: abajo quedan Pinocho y su antagonista Chapete, que era muy malo y bebedor. (Mal ejemplo daba a los niños y su autor tuvo que exiliarse). Me acompañó, de vez en cuando,  durante la infancia y su influencia me produjo una cierta inclinación hacia el absurdo de las palabras, la ironía y sobre todo, a la cerveza. Poco que ver con el de Collodi, ¿verdad?


Resultado de imagen de pinocho país juguetes innocenti Ilustración: País de los juguetes, de Inoccenti

No hay comentarios:

Publicar un comentario