Tebeos y más...


Tebeos y más… ¡Qué rabia me da! Apenas si se encuentran niños que lean tebeos y me da mucha rabia, sí, porque, de algún modo, se les está robando la posibilidad de pasar algunos de los mejores momentos de la infancia, de la adolescencia e incluso de la juventud. Y no solo eso, sino que  también se les exonera de unas herramientas idóneas para  conformar espíritus críticos, capaces de discernir los verdaderos valores humanos y de aproximarse a los entresijos del pensamiento. No dudo de que esto es la  causa directa del poco interés actual por la filosofía y las ciencias humanas.
Casi repentinamente, porque todo parece quererse mover en el ámbito de la urgencia, se ha pasado del mundo del ensueño infantil, creativo, autocomplaciente, que colmaba los anhelos inmediatos y propios de la edad, al mundo alienante de las teclas del teléfono, a la pantalla de figuritas refulgentes y al automatismo irreflexivo del dedo. Se puede intuir, se  llega a recelar, que se está materializando  El Muro, de Pink Floyd: salchichas en la cinta transportadora.
El viento se llevó aquellas entrañables tiendas y kioskos: La Casa de las Novelas, Barrionuevo, en Huesca; Librería Pérez, en Zaragoza, donde podías rebuscar hasta el éxtasis. Y ese viento no sabemos de dónde venía, si era sabedor o ignorante de lo que hacía. Los autores hacía tiempo que se iban marchando con los otoños, pero nunca llegaron otros nuevos, porque no había primaveras para que ellos u otros pudieran volver.
Y cuando los cimientos de la civilización parecen resquebrajarse, en una tarde de caída, enredado en la malla de los bits y bytes, va y  de repente… facta est lux!  Sin saber de quién, ni por qué, pero allí están De Dominio Público, Galicia comic, Archive.org; también dartagnanhistorietas.blogspot, Columberos… Y resulta que es solo cuestión de investigar un poco. Y se hace realidad, entonces,  aquella gran verdad, de Rilke o de quien antes lo dijera, de que la verdadera patria del hombre es la infancia: TBO, Pulgarcito, El Guerrero del Antifaz, Roberto Álcazar y Pedrín, El Pequeño Luchador, Mendoza Colt, Hazañas Bélicas, El Toni, Fantasía, Blueberry, Tintín…
Bien, pero que todo no era magnífico, que por ejemplo, los dibujos y guiones en las colecciones de Gago empeoraron de forma desmedida, llegando incluso al gran despropósito de rehabilitar al vicioso y  corrupto Ali Kan, que se cristianiza y se convierte en un penitente de por vida, en lugar de morir y ser enviado al infierno, como debiera y a donde, si algún día se borran los dibujos, irá.
  A pesar de todo, lo  bueno es que había tanto para elegir que cuando te cansabas o variaban tus intereses, podías  cambiar de serie. Y ya solo ensalzar la gran calidad literaria/artística de los comics de Columba y pedir perdón a los cientos de indios, creados en mi  mente, a los que di pasapán con el palo que hacía las funciones de colt 45. Si volviera a mi infancia, creo que dispararía tan solo a herir; pero que no me arrepiento del todo, porque los estados unidos de mi imaginación se forjaron en las praderas, montañas, mares y junglas de los tebeos.
A modo de botón de muestra dejo este archivo de Roberto Álcazar y Pedrín contra Svimtus. Para abrir los archivos .cbr hay varias posibilidades: pasar “cbr a pdf”, —si se pone esto en el buscador lo explica en cuatro pasos— o bajar un visor, como Gon Visor, que es el que uso. Cuando lo descargué, el antivirus lo limpió de un archivo de phising. En caso de duda, pasar a pdf es muy sencillo: descomprimir y guardar como pdf. Y más fácil, leer on line. (¡Vaya! Google nos ha cerrado enlaces. Es fácil conseguir la obra completa en How to Arsenio Lupin u otros)

https://drive.google.com/file/d/10QBrJjuAosh5-Pz3su3NGM_qfexM6w_T/view?usp=sharing

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