El Criticón, de Baltasar Gracián


El Criticón, de Baltasar Gracián. El barco ha virado su rumbo, o no, solo en apariencia. Pues aquí estamos, con Andrenio y Critilo.
Para empezar es necesario indicar que cada uno de los capítulos del libro  es denominado “crisi”, es decir, juicio o crítica y que las cláusulas que recorren nuestros ojos  no siempre deben tomarse al pie de la letra, pues, de otro modo, nos enfrentaríamos a un auténtico misógino y clasista, al que los navarros y otros muchos odiarían profundamente. Pero no es así, y en esto radica la grandeza de la naturaleza literaria. En realidad no son juicios sobre personas  sino sobre las circunstancias, vicios y actitudes que  inducen al ser humano a obrar de determinada manera y a repetir los errores que la Historia viene registrando desde que lo es.
De este libro no queremos hacer un análisis, que casi todo lo que se pueda decir está ya  dicho: lo mucho que gustó en Europa, su enorme proyección, su influencia sobre otros autores (Schopenhauer, Nietzsche, etc.), su actualidad, su perdurabilidad.
Cuando cogí el libro por primera vez, experimenté la misma sensación que ya había sentido, en  una atracción de feria, cuando era niño. Consistía esa en meter la mano en una caja de cartón con serrín y hurgar hasta sacar un premio. Enseguida comprobé que no había tal serrín, sino demasiado ingenio: todo lo que tocas tiene sustancia. Por eso hay que tener gran cuidado, es un libro que hay que leer despacio, y más si llegamos advertidos de que se sujeta sobre una prosa rápida, que invita a deslizar la vista sobre las palabras sin detenerse en los conceptos. Que nadie olvide que si corre demasiado, se perderá el paisaje. Esa aceleración es la guardiana del tesoro; es capaz de desviar nuestra atención, ocultando las alhajas; al distraer la observación del que lee, le oculta la esencia, quedando entonces solo disponible para un lector concienzudo, cuando no taimado.
Es un libro tan sumamente denso, de ideas tan intensamente contenidas que, solo el encuentro inicial de los protagonistas, ya sugiere la posibilidad de haber sido la fuente inspirativa para posteriores personajes  como Tarzán, Mowgli  o Robinson Crusoe.
Esto es especulación mía, pero lo que es claro, según compruebo comparando textos, que su juicio sobre los deshonestos, en la crisi decimosegunda del primer libro, se proyecta directamente sobre Emanuel Swedenborg,  que en  Sapientia Angelica de Divina Providentia,  párrafo 340, publicado más de cien años después de la muerte de don Baltasar, prácticamente le copia y, además, asienta sobre esa idea parte del fundamento de su doctrina. De este último, renovador religioso protestante, se dice que fue un gran visionario. Si se sabe un poco de inglés, escribiendo su apellido, se pueden encontrar sus obras en pdf. En español hay escasas publicadas, aunque Borges hizo varios estudios sobre este personaje y dio bastante la matraca, con lo que su trascendencia debe ser mayor de la que se le ha dado. En verdad, no puedo dar una opinión razonada y profunda de su pensamiento porque lo he leído poco en su obra directa, y lo conozco más por referencias, que en realidad es lo que otras personas piensan de él. No obstante, se enrolla bastante con las mismas ideas.
Todo lo contrario es don Baltasar, sobrado de razones, de inteligencias, de perspicacia.
Hay quien le achaca falta de calor humano en sus personajes, pero no olvidemos que su pretensión es la caza del concepto puro, la esencia de la idea.

Aquí el libro en  pdf.  Es del Ministerio de Cultura. Si queréis el epub (google no permite compartirlo) lo pedís al correo o lo transformáis con CALIBRE.

https://drive.google.com/file/d/1oshikCydadUoz1PwKCrJVco6a6dhgTOC/view?usp=sharing

TODO CUANTO HAY SE BURLA DEL MISERABLE HOMBRE: EL MUNDO LE ENGAÑA, LA VIDA LE MIENTE, LA FORTUNA LE BURLA, LA SALUD LE FALTA, LA EDAD SE PASA, EL MAL LE DA PRIESA, EL BIEN SE LE AUSENTA, LOS AÑOS HUYEN, LOS CONTENTOS NO LLEGAN, EL TIEMPO VUELA, LA VIDA SE ACABA, LA MUERTE LE COGE, LA SEPULTURA LE TRAGA, LA TIERRA LE CUBRE, LA PUDRICIÓN LE DESHACE, EL OLVIDO LE ANIQUILA: Y EL QUE AYER FUE NOMBRE, HOY ES POLVO, Y MAÑANA NADA

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